Buena parte de los deportes náuticos y de prácticas con cuatriciclos, tan de moda en estos tiempos, están vinculadas al uso de trailers, ante la necesidad de transportar peso y dimensiones que serían imposibles de hacer con un vehículo convencional. Por eso mucha gente opta por acoplados que resultan en apariencia prácticos y atractivos para poder acarrear. Sin embargo, son muy pocos los conductores que conocen cuáles son los requisitos legales que deben reunir estos carros de transporte y mucho menos cómo afecta a la conducción llevar a tiro este tipo de equipamientos. Una encuesta realizada por la revista seguridad vial arrojó que el 33% desconoce cuáles son los requisitos legales para llevar estos acoplados con el vehículo y un 17% considera que es ilegal su uso.
Dentro de la fabricación de trailers hay mucha informalidad y desinformación. Es común encontrar carros hechos de manera casera juntando el tren trasero de un vehículo viejo con una estructura de hierros y algo de carpintería, lo que para muchos es algo normal o posible ya que piensan que se pueden armar su propio prototipo a la medida de sus necesidades. Son muy pocos los que entienden que el equipamiento y las condiciones de fabricación deberían ser similares a las de un automóvil ya que cualquier inestabilidad, desperfecto mecánico, falla en el frenado o defectos en el sistema eléctrico la terminarán pagando demasiado caro en desmedro de la seguridad como lo hemos visto en infinidad de siniestros. Trailers que se sueltan de su acople, zigzagueos continuos producto de la pobre estabilidad y distribución de pesos, fallas en la iluminación trasera junto con improvisaciones en los sistemas de enganche son los defectos más comunes que han participado de numerosos choques graves.
Por otro lado, la pobre fiscalización que ejerce el estado sobre la fabricación de estos vehículos convierte a su uso en una verdadera tierra de nadie, ya que los mismos se preparan en talleres que en el mejor de los casos intentan copiar modelos de otros países, pero la mayoría son verdaderos Frankestein.
El paso de los planos del modelo a su aprobación por la Secretaría de Industria debería ser un requisito indispensable para poder fabricar y luego registrar (patentar) la unidad. Sin embargo, nada de esto ocurre. Ante el vacío legal no es posible registrarlo y sólo se exige que se le coloque una patente con la denominación 101 antes de la alfanumérica que identifica a la patente del vehículo.
Los choques abundan y basta ver algunos de los investigados por CESVI ARGENTINA para entender la magnitud del problema. Según nuestras estadísticas que provienen de la Recostrucción de Accidentes de Tránsito, de las fallas más comunes generadoras de siniestros graves el 73% está referida a desenganches en el sistema de conexión, el 22% a problemas de estabilidad y frenado y un 5% a impactos traseros por deficiencias o falta del sistema de iluminación. En muchos casos los sistemas de acoples son muy precarios como los que equipan con perno y buje, pues en estos basta que se gire el perno y se suelte la chaveta de fijación para que se genere el desenganche.
Generalmente los diseños no contemplan la distribución que el usuario puede hacer de la carga, lo que aumenta la inestabilidad y la posibilidad de fallas sobre los sistemas de acople ya que sufren una vibración continua sobre todo en trailers de dos ruedas cuando la carga pesada se concentra sobre la parte delantera.
Hay una serie de recomendaciones antes de salir a la ruta y mientras se circula con trailers para, al menos, minimizar las posibilidades de que se produzca un siniestro o desperfecto. |